Los Kirchner, más cerca del FMI

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Entre otras expresiones de deseos y de buenas intenciones, Cristina respaldó con su firma el documento final del G-20 que, entre otros, cuenta con los siguientes puntos:


  • Creemos que la unica fuente segura para una globalización sustentable y para una mayor prosperidad de todos, es una economía mundial abierta basada en los principios de mercado, con una efectiva regulación y con instituciones globales fuertes.

  • Convocamos al FMI a que realice una evaluación periódica de las acciones tomadas por parte de los gobiernos y de las acciones globales que se requieran en el futuro.

  • Vamos a apoyar, ahora y en el futuro, una franca, ecuánime, e independiente vigilancia de nuestras economías, del sistema financiero, del impacto de nuestras políticas en el resto de los países y de los riegos que enfrenta la economía mundial por parte del FMI. Es imperativo para la confianza global y para la recuperación económica que los capitales continuen entrando en los países emergentes. Esto va a requerir un sustancial fortalecimiento de las instituciones financieras internacionales, particularmente el FMI.

  • Es esencial que los recursos que se van a canalizar a través de los organismos internacionales puedan ser usados en forma efectiva y flexible para sostener el crecimiento. En este sentido, vemos con agrado el progreso logrado por el FMI con el lanzamiento de la línea de créditos fléxibles. Apoyamos la decisión de México de hacer uso de estos créditos flexibles ofrecidos por el FMI.

  • Reafirmamos nuestro compromiso asumido en Washington de abstenernos de crear nuevas barreras a la inversión o al comercio de bienes y servicios, como la imposición de restricciones a las exportaciones, o implementando medidas inconsistentes con la OMC para estimular exportaciones. Asimismo, rectificaremos de inmediato cualquier medida adoptada en este sentido.

Este último compromiso se debería traducir en la eliminación de las trabas a las exportaciones agropecuarias, y como mínimo a una baja de los impuestos a la exportación. Nada de eso va a pasar. Pero lo que sí parece muy probable es que el 29 de junio, Cárlos Fernández con la cabeza gacha y silbando bajito haga su ingreso al nuevo edificio del Fondo Monetario en Washington, DC. Esta vez no va a ser el Fondo del Consenso de Washington, si no el Fondo de Obama, reformado luego de las incesantes críticas asestadas desde la patagonia argentina.


Ahora que el Fondo va a ser bueno y clave para el nuevo consenso que se avecina (¿se convertirá en el Consenso de Londres?), no tenemos problemas en que nos vengan a evaluar la economía y a que hagan una vigilancia permanente sobre el desarrollo de la crisis y de las políticas que implementen los gobiernos.


Cómo vendemos el buzón de que este Fondo, que está integrado por exactamente la misma gente, y con el mismo sesgo ideológico de siempre, ahora es bueno y no nos molesta como organismo velador de la economía global, es una pregunta para la que sólo Néstor tiene la respuesta.

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