Ultramegahíperarchisúpermaxirrecontrarréqueterre kirchnerista

,


Ayer escuché a Longo, por C5N, poco menos que indignado con la designación de Marcó del Pont. Justo en el momento en que el kirchnerismo tenía la posibilidad de poner alguien que generara aún más confianza en los mercados, un Blejer, pongamos, el matrimonio presidencial se cierra, decía Longo, otra vez, en su círculo.

Para Longobardi, esto es un modus operandi del kirchnerismo y esta característica no ha hecho más que extremarse con las últimas designaciones. La tan mentada transversalidad se terminó, ponele, cuando se fue Alberto.

El Grupo, por su parte, pisoteó su propia historia ligada al desarrollismo y le pegó duro y parejo a la sobrina de Frigerio. "Economista K", "ultrakirchnerista", "hiperkirchnerista" y "BCRK", Clarín, Clarin.com, La Razón y TN, respectivamente, registraron de ese modo la obvia decisión de un Gobierno de elegir a alguien afín como funcionario. ¿Esperaban que designaran a Prat Gay?

Semanas atrás, cuando Néstor visitó el Canal 7 para participar de 678, los incisivos (¿?) periodistas (¡¿?!) que forman parte de la prestigiosa mesa le preguntaron por qué había puesto al Golden Boy en el Central, si ya todo el mundo conocía sus antecedentes.

"¿Qué querías?, ¿que lo pusiera a Kunkel?". Néstor dijo lo obvio: que, a poco del default de 2002 y de cara a la renegociación de la deuda, se vio obligado a poner alguien afín a los mercados.

Ahora esa crítica, la de poner un muñeco promercado, ya no será pertinente. Ahora Barone podrá jactarse de la defensa de los derechos humanos y de la presidencia de Mecha en el Central.

Pero claro, esto no es gratis.

Creen algunos que con designaciones como la de Marcó del Pont, una "ulta", el kirchnerismo se condena al aislamiento y necesariamente se conduce a la "muerte", políticamente hablando, claro. La acusación que pesa sobre Néstor es que dejándose llevar por el momentismo absoluto (à la Moria), están vaciando toda posibilidad de supervivencia en el futuro.

Si los Kirchner se empecinan en ser Kirchner, irán a una derrota segura en 2011, con la consecuente caída en desgracia.

Y seguramente esto sea cierto. Seguramente en 2011 los Kirchner caigan por el peso de sus propias decisiones. Pero lo que seguramente se les escapa a muchos es que de ningún modo eso será el fin del kirchnerismo.

¿Quiere decir esto que Néstor o Cristina volverán en 2015? No necesariamente. Lo que que sí creo es que a veces es mejor polarizar, dividir y no ceder, radicalizar las posturas para después retirarse con la tranquilidad de no haber cedido, con la conciencia tranquila de saber que uno no terminó, digamos, aceptando un Cavallo de ministro de Economía.

Y eso, de acá a diez años, ponele, garpa.