Sin rebelión en la granja

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La declaración de la emergencia agropecuaria más que tregua es una profundización de la guerra gaucha.

Ningún fruto del coqueteo entre De Vido y y los amigos de la SRA. La declaración de emergencia agropecuaria se enmarca en una decisión puramente estratégica de cara a las elecciones que se vienen y en el contexto de una guerra que sólo admite como resultado "que queden de rodillas".

El tono del enfrentamiento no cambió. La emergencia agropecuaria no se declara ni por tregua gaucha ni por pragmatismo K, si no para quitarle al campo una herramienta de lucha que ya estaba siendo considerada por algunos dirigentes rurales: la rebelión fiscal. Eximidos del pago de impuestos por un año, no hay rebelión posible. Además, la declaración de emergencia no fue tan nacional como se anunció, si no que quedó delimitada "para los productores cuyos establecimientos se encuentren en las regiones que el PODER EJECUTIVO NACIONAL delimite a instancias de los Gobiernos Provinciales", a.k.a. los distritos de mayor densidad electoral. En unas elecciones que se ven dificiles, sumar votos de zonas bastante afines al gobierno, no viene mal.

Movidita medática para que el ataque parezca tregua, satisfaciendo la demanda de diálogo de los segmentos urbanos de alto NES y bajo pago de impuesto a las ganancias. Movidita que va desde Magnetto, pasando por la vedette del maipo y hasta la mismísima oligarquía vacuna.

Y entre tanto revuelo, le sacamos a la Federación Agraria su principal fuente de financiamiento y los dejamos ahí heridos, al borde del nocaut. "¡Pero que pareshca un geshto a los productoresh eh! Titulen bien".

Humille maestro, humille.

Somos más

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La verdad es que, en el verano, mucho no pasa. Sin lugar a dudas, en los EEUU existe una "Obamamanía", pero si en la Argentina hubo algo de entusiasmo en los medios fue porque sirvió para llenar unas cuantas páginas u horas de aire en una época en la que es difícil mantener a los lectores/espectadores/oyentes.

Y en eso estábamos, matando el tiempo libre, mate va mate viene, cuando alguien en la redacción se animó: "El negro me hace acordar a De la Rúa... en seis meses se sube al helicóptero". De un militante del PO se puede esperar cualquier cosa, pensé, y en eso estaba cuando el economista neoliberal le contestó: "No, en realidad se parece más a Menem del 89". Definitivamente, yo estaba en otra sintonía así que apuré el paso y me fui a mi compu.

Cuando llegué, alguien me preguntó por la discusión que se escuchaba. Cuando la resumí, mis nuevos interlocutores se fueron para otra parte: no rumbearon para el lado de quién se parecía Obama, sino cómo debía ser el Obama argentino. No tuve más que una respuesta: -Nosotros no tenemos negros, así que supongo que un negro villero. O, mejor, un negro villero de mierda, dije, buscando las risas, que no tardaron en llegar. -¡No! ¡Margarita Barrientos!, se escuchó, y ahí ya nos fuimos al carajo, motivo por el cual me sustraje a las banalidades que siguieron.

Ahora, ya vuelto a casa, me puse a pensar un poco. Y todos tienen algo de razón, según me parece. Obama tiene algo de De la Rúa. Del De la Rúa de los primeros meses, cuando se deshacía en gestos para diferenciarse de Menem. Aunque, de una y sin mucha anestesia ordenó cerrar Guantánamo, no torturar y abandonar de a poco la ocupación en Irak. Claro, falta que efectivamente se cierre Guantánamo, que efectivamente no se torture y que efectivamente los yankees dejen Irak, pero para empezar es bastante. Y si levanta el embargo a Cuba, le prendo una vela. O me prendo una vela, qué sé yo.

Y también tiene algo de Menem, del primero, cuando el turco jugaba al básquet, al fútbol, era popular y ganaba con las minas. También, como el turco, el negro agarró la papa caliente. Allá no hubo saqueos y esos condimentos telúricos, pero el imperio tiembla, Jorgito dejó todo bastante enquilombado. Y cuando todo está tán hecho pelota, lo más dificil, casi siempre, es hacerlo peor.

Como el Turco o el propio Piloto de Tormentas, el negro la agarra cuando baja y lo probable, lo deseable, es que le pegue de volea.

Sambo, de mi esperanza

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Desafiando el frío gélido de la capital yanki, este fiel servidor se hizo presente en la asunción del segundo negro más famoso (el más famoso es este).

La muchedumbre embanderada al grito de O-ba-má (cantar como oh-ma-má) nos contagiaba esa euforia que ya se palpitaba en nuestro apretujado viaje en metro hacia el National Mall. Una multitud poco acostumbrada a viajar en la línea D en hora pico, no protestaba porque estaba extasiada ante el cambio que se venía.

Nadie sabe cuánto quiere y cuánto va a poder hacer. Pero que el negro transmite esperanzas, la transmite. Hasta hizo piantar un lagrimón a este servidor con su discurso. Ese dominio de la prosa, sus críticas indirectas al inmediato ex-presidente, su llamamiento al diálogo hasta con los enemigos, sus cuestionamientos a la falta de regulación del estado en la economía, no hacen más que generar muchas esperanzas.

Ojalá el sambo no nos defraude. Al menos, tuvo un buen comienzo generando entusiasmo en la gente, algo importante en plena crisis económica. Baile moreno, baile.

Se supo

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Está fresco pa' chomba

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¿No había que ponerlo en 24º?

¿Será yeta en serio?

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Cristina está de vacaciones, perdón, de gira por Cuba, y acá, con Cobos de presidente, se incendia una maderera, una fábrica, un basural, un campo, un instituto de inglés y los bosques del sur... ¿Se quema la Argentina de Cobos?

Perla negra para Carlos Pagni

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Más allá de que lo que se pueda opinar sobre la bajada de línea editorial desde la tribuna de doctrina, es poco serio que uno de los principales columnistas políticos del segundo diario más vendido del país incluya en su editorial groseros errores informativos.

Dice el profesor de historia en su columna de hoy: "Bastó ver ayer, en la residencia presidencial, la escenografía que se dispuso para anunciar un haz de medidas destinadas a la actividad. La Presidenta eligió la escolta de Hermes Binner, Juan Schiaretti y Gerardo Zamora, próceres de la saga contra las retenciones móviles, y marginó a verdugos como Guillermo Moreno o Ricardo Echegaray."

Según documenta el diario Clarín con la foto que acompaña este post, el maquillador del INDEC estaba más que presente en la reaparición de la presidenta.

Vuelvo a citar a Pagni en La Nación: "Por eso ayer, en vez de liberar a las exportaciones de las trabas que impone la Oncca, se prefirió anunciar un brumoso plan de subsidios al comercio exterior. Y en vez de eliminar por 6 meses el peso mínimo de faena para la ganadería, se optó por financiar la alimentación de los terneros overos durante 90 días."

En el mismo diario en el que aparece la columna en cuestión se informa que entre las medidas anunciadas está la siguiente:

"Ganadería. A pedido de CRA, se suspendió la fijación del peso mínimo de faena para la hacienda en 280 kilogramos."

No solo que el amigo Pagni no lee el resto del diario, si no que ningún editor advierte que lo que están informando por un lado lo están desinformando por otro.

Pero bueno, es enero, los lectores de la La Nación están todos en Punta, no creo que ninguno abra el diario más que para chequear el horario de las conferencias en el Conrad.

La adjetivación

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"Cualquier adjetivo, aunque sea pleonástico o mentiroso, ejerce una facultad: la de obligar a la atención del lector a detenerse en el sustantivo a que se refiere, virtud que se acuerda bien con las descripciones no con la narraciones.
"No me arriesgaré vanamente a formular una doctrina absoluta de los epítetos. Eliminarlos puede fortalecer una frase, rebuscar alguno es honrarla, rebuscar muchos es acreditarla de absurda".

"La adjetivación" (1925), de Jorge Luis Borges, en El tamaño de mi esperanza.