Yo soy peronista. Y cuando lo digo así, sin pudor, Selva me reta. Ella es más progre, más de izquierda. Y como es zurda, en el fondo es un poco gorila, por más que ahora se haga la gila, porque los K le caen simpáticos y le parecen la panacea.
Yo soy peronista, y creo en esa cosa un poco más difusa que la lucha de clases: la justicia social. Selva, Selvita, tal vez sea el momento de resignar un poco, tal vez tengamos que dejar para más tarde toda la gilada progresista del aborto, el matrimonio entre putos y todo eso para dedicarnos a un peronismo puro y duro. Un poco más de derecha, es cierto, pero más efectivo, que al final de cuentas éstos se llenan la boca y no hacen un carajo.
Yo soy peronista, y cuando le digo a Selva que Macri no me asusta, que el partido aguanta, sin romperse, un tipo como Macri, y que Duhalde me cae (muy) simpático y no necesita andar mostrando credencial de peronista, la negra se pone como loca. Entonces yo le pregunto: Y vos, Selvita, decime, ¿a quién carajo vas a votar? La pobre se deshace en dimes y diretes. Binner, dice medio de costado. Porque en mi casa somos todos socialistas, medio que me gritonea mientras yo, displicente, me le cago de risa. Y cuando no es con el muerto de Binner, la negra se entusiasma con un Néstor candidato.
Yo le contesto que ése es un manotazo de ahogado. Que ese fuego ya no quema. Y que yo, como el cabezón, piloto de tormentas, yo también tenía una gran ilusión con Néstor, pero viste cómo son las cosas... Y me le cago de risa un rato largo, para verduguearla.
Le digo, a la negra, que quemarlo a Néstor es al pedo, que es la peor muestra del fracaso: 6 años después el mejor candidato que tienen para mostrar siguen siendo ellos mismos, y eso quiere decir que la mesa no se agrandó, más bien que se achicó.
Y la verdá verdadera es que mi corazón peronista, y un poco progre, a qué negarlo, me dice que estos tipos ya no van más, que apostarle a ellos es apostar a perdedor.
Pero esta madrugada de sábado, cuando la negra medio que ronca en la habitación, mi corazón peronista todavía no me canta ninguna fija, nadie que valga la pena, ninguno que valga una recomendación a un amigo, un post en un blog, un voto en la urna. Y ni hablemos de militancia.
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